lunes, 28 de octubre de 2013

NO HAY BARRERAS PARA LA DANZA


James Hobley, un niño inglés autista nacido en una ciudad de Inglaterra llamada Redcar, que, cuando era pequeño descubrió que su pasión era bailar. Aunque tenía esa enfermedad, James, consiguió llegar muy lejos en el mundo del baile, cuando en 2011 se presentó al programa británico Britain’s Got Talent. Además de esto, apareció en el documental Sky One’s Got To Dance.
Este niño se superó a sí mismo cuando con sólo 8 años consiguió hacer realidad su sueño de ser bailarín de ballet.

Cuando era pequeño a James Hobley y a su hermano les diagnosticaron autismo. No sabía leer ni escribir, pero gracias a su madre comenzó a interesarse por la danza cuando ella le llevó a una exhibición de ballet.
Gracias a la danza, James, consiguió ser otra persona pese a su enfermedad. Encontró una buena forma de comunicarse y expresarse con los demás.



A la edad de 8 años comenzó su carrera profesional. Realizando ensayos para prepararse física y mentalmente, le llamaron de un programa de competición de danza infantil. A partir de entonces su vida cambió para siempre. Esto le llevó a realizar muchas competiciones y exhibiciones, y a ganar muchos premios.



Al hacer su aparición en Sky One’s Got Talent, los organizadores decidieron no presentar su actuación al público, no se sabe por qué. Quizás no querían enseñarles al mundo el esfuerzo y la superación de este niño que con tan poca edad era una persona digna de admirar.

Esto no le hizo cambiar de idea, él quería seguir adelante en su carrera profesional, y su gran oportunidad le llegó cuando en 2011 era aceptado en el programa televisivo Britain’s Got Talent. Hizo una demostración tan maravillosa que recibió aclamaciones tanto del público como del jurado. Y gracias a las votaciones del público y la gente desde sus casas recibió los suficientes votos como para llegar a la final. Aunque no consiguió ganar el concurso, pero gracias a él recibió muchas ofertas de trabajo y distintas becas para poder seguir su formación.


Jurado: You love dancing? James: yes, is my life!

Un tiempo más tarde, consiguió una beca para poder irse a la escuela de ballet que él eligiera y así consiguió hacer una gira de dos semanas.

Tras muchos más éxitos que tiene este chico, James está muy contento consigo mismo, porque sabe que así está ayudando a muchos niños y niñas como él, con autismo. Les está ayudando a superarse y a que cuando uno quiere algo, lo consigue con mucho esfuerzo y ganas.

El caso de James Hobley no será el único. Seguro que hay miles de niños con esta enfermedad que por cualquier motivo no logran sus sueños, quizás porque sus padres no quieren que se integren en ese mundo, o quizás por los propios niños, porque no se ven capaces de dejar a un lado la enfermedad y dar paso a las oportunidades y a hacer realidad sus sueños.

Cuando me comentan personas de mí alrededor que están muy tristes porque no tienen dinero para comprarse un coche, o porque no tienen tiempo de estudiar para los exámenes, pienso que eso no es ningún problema comparado con la enfermedad de este chico. El autismo es una enfermedad muy complicada, que si no se detecta a tiempo puede ser peligrosa. A esas personas que “se ahogan en un vaso de agua” les aconsejaría que buscaran toda la información posible acerca del caso de James Hobley, de ese chico que a pesar de ser autista consiguió hacerse valer en un mundo tan complicado como es el de la danza. En un mundo lleno de envidias y de competencia . En un mundo donde el físico lo es todo, donde sólo eligen en los castings a personas que tengan una buena apariencia.

Este niño ha conseguido lograr algo muy importante, romper las barreras que hay entre la sociedad y los sueños. Romper las barreras entre lo artificial y no natural. No sólo basta un cuerpo bonito y esbelto para poder ser alguien en el mundo de la danza, hace falta tener esperanza y paciencia, hay que saber cuándo actuar y cuándo quedarse quieto. Pero sobre todo hay que tener muchas ganas de luchar. De luchar fracaso tras fracaso, y levantarse cada vez que caigas.

                                
Porque sin ganas no hay ilusión, y sin ilusión los sueños nunca llegarán a cumplirse.